Yodo

El yodo está presente en estado natural desde el inicio de la vida terrestre. En 1811, el químico francés Bernard Courtois hizo su descubrimiento fortuito al observar una luz violeta emanada de algas de varech que estaban ardiendo. Intrigado por este fenómeno, logró aislar la sustancia responsable: el yodo. Este último toma un color violeta cuando se evapora bajo el efecto del calor.

En 1814, el químico francés Louis-Joseph Gay-Lussac lo nombró por primera vez "yodo" (del griego iodes que significa "con reflejos violetas"). En la actualidad, el yodo se utiliza en diversas aplicaciones industriales y médicas.

En caso de accidente nuclear, se limitan los riesgos de absorción de yodo radiactivo por la tiroides, gracias a la toma de comprimidos de yodo estable. Al saturar las células tiroideas, el yodo estable evita la absorción de yodo radiactivo. Las deficiencias de yodo constituyen un problema mayor de salud pública. Así, desde 1954, se permite el enriquecimiento de la sal de mesa con yodo para reducir los riesgos de deficiencia.

Presente en la corteza terrestre y los fondos marinos, el yodo es un elemento bastante raro en la naturaleza, en proporción al oxígeno o al silicio. El océano y los sedimentos marinos constituyen su principal reservorio. Mientras que las regiones montañosas son las más deficientes. El ciclo del yodo se basa en numerosos intercambios entre los compartimentos oceánicos y atmosféricos.

Hasta la fecha, la mayoría del yodo utilizado en aplicaciones industriales o médicas se extrae de fuentes naturales: yacimientos de gema, agua de mar… El yodo es absorbido por organismos marinos, como peces, crustáceos, algas…

Desde el punto de vista industrial, se utiliza en la elaboración de fórmulas químicas que sirven para producir películas y papeles fotográficos, y en ciertos tipos de componentes electrónicos.

Desde el punto de vista médico, se utilizaba para tratar y desinfectar heridas, hasta el día en que se descubrió que su deficiencia provoca un aumento del tamaño de la tiroides (bocio), así como una insuficiencia en la síntesis orgánica de hormonas tiroideas. Finalmente, se utiliza el yodo como medio de contraste en radiología.